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¡Un buen Papá!

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A lo largo de los años se puede denotar cómo la cultura pretende atrofiar y al mismo tiempo anular la relevancia que tiene el padre dentro de la familia; por lo general, atribuyen mayor importancia al rol que ejerce la madre debido a su sensibilidad e incondicional forma de amar. 

 

 

 

 

La sociedad nos ha querido hacer creer que la madre es la figura más importante en la formación de los hijos, algo que va en total contradicción con el diseño que Dios instauró por medio de su palabra para la familia; he escuchado en varias ocasiones un famoso dicho que dice: “madre solo hay una, padre es cualquiera”, ¡qué aberrante afirmación! Una artimaña más del enemigo para distorsionar los diseños que Dios ha establecido.

Qué gran responsabilidad tienen los hombres, esposos y padres, dentro de un hogar. Cuánta importancia tiene para el crecimiento espiritual y personal de la esposa y el desarrollo de los hijos, el rol que ejerce un hombre como cabeza y líder de la familia, pero, sobre todo, cuánta más responsabilidad tienen estos varones delante de los ojos de Dios.

Cuando los diseños de Dios son alterados por causa del pecado del hombre, todo pierde sentido y valor; el esposo no ama a su esposa como es debido y por ende no puede tampoco amar a sus hijos de la manera en que Dios quiere que lo haga. El pecado incapacita al hombre para ejercer adecuadamente su función como esposo y como padre delante de Dios. Por el contrario, un hombre arrepentido y nacido de nuevo en Cristo Jesús, puede ejercer más fácil su rol de buen esposo y buen papá, un hombre que va siendo perfeccionado conforme al corazón del Señor.

Un hombre que ha sido adoptado por la fe y la gracia en Cristo Jesús para ser llamado hijo de Dios, no solamente procura piedad sino también fidelidad y obediencia a los principios que Dios instauró en su palabra: “El esposo es la cabeza de la mujer, así como Cristo es la cabeza de la iglesia… y la mujer es ayuda idónea. Esposos, amen a su esposa, así como Cristo amó a la iglesia y entregó su vida por ella”, (Efesios 5:23, Génesis 2:18, Efesios 5:25). En resumen, un hombre sin Cristo no es hijo de Dios, y si no es hijo de Dios difícilmente podrá ser un buen esposo y un buen papá para sus hijos.

Es muy triste decirlo, pero son muchos los casos en que los hijos son tratados por su papá de la misma forma en que tratan a su esposa (son irresponsables, despreocupados, violentos, autoritarios, negligentes y egoístas, etc.). Dios tenga misericordia y permita que recapaciten y se arrepientan de su maldad.

Un buen papá entonces, es ante todo un hijo de Dios; un buen esposo, un hombre fiel a su esposa, fiel a sus hijos y especialmente fiel a Dios; “porque a los que aceptaron y creyeron en Jesucristo, les dio el derecho de ser hijos de Dios”, (Juan 1:12). “En todo caso, esposos amen a su mujer como a sí mismos”, (Efesios 5:33). Un buen papá es un hombre que respeta y practica la palabra de Dios: “Padres, no hagan enojar a sus hijos sino edúquenlos con la disciplina y la enseñanza del Señor”. Efesios 6:4 (Palabra de Dios para Todos).

Un buen papá tiene temor de Dios y procura que sus hijos aprendan de su ejemplo para seguir el camino recto del Señor. Un buen papá instruye a su familia conforme la verdad que es Cristo Jesús. “De esa forma mostrarán ustedes respeto al Señor su Dios. Si ustedes, sus hijos y sus nietos obedecen todos los días de su vida las leyes y mandamientos de Dios que les doy, tendrán una larga vida. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Recuerda siempre estos mandamientos que te doy hoy. Enséñaselos a tus hijos y háblales sobre ellos cuando estés en tu casa, cuando camines, cuando te acuestes y cuando te levantes”. Deuteronomio 6:2, 5-7 (PDT).

Un buen papá provee alimento, vestido y techo para su familia; además, provee amor, protección, seguridad, confianza y disciplina. “Si alguno no mantiene a su familia, particularmente a los de su propio hogar, niega la fe y es peor que el que no cree en Dios”. 1 Timoteo 5:8 (PDT).

Un buen papá es el reflejo del buen amor que Dios nos da aun sin merecerlo. Un buen papá es el reflejo de la santidad y la benignidad de Cristo Jesús, modelo perfecto a seguir. “Así que sean imitadores de Dios, pues ustedes son sus hijos amados. Sigan el camino del amor, así como Cristo nos amó y ofrendó su vida por nosotros como un sacrificio voluntario cuyo agradable olor sube a Dios”. Efesios 5:1-2 (PDT).

Son muchos los atributos que podríamos destacar de un hombre cuyo corazón está alineado a la voluntad de Dios; confiemos en que muchos hombres serán alcanzados por la fe y la gracia que Dios concede en su Hijo Jesús, y que serán sensibles a la voz del Espíritu Santo para comprender la importancia de su papel como padres y principalmente como esposos delante del Señor; de esta manera podrán arrepentirse de sus pecados y volverse al camino correcto que Dios les ha señalado en Cristo Jesús. Así sea para gloria de su nombre.

¡Gloria a Dios por la vida de los hombres que se esmeran por amar a su esposa y a sus hijos conforme la bendita palabra!

Escrito por: Marisela Ocampo O.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 

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